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¿Cómo se destruye un partido?

Por: José Dunker L.

El Partido Dominicano de Trujillo inició su caída estrepitosa con la muerte de las hermanas Mirabal. 

La noticia se regó por todo el país: los esbirros de Trujillo habían dado muerte a tres hermosas muchachas, solo porque sus esposos estaban en contra del gobierno, y esto fue el principio del fin para la dictadura trujillita. 

El Partido Reformista entró en crisis cuando Balaguer negó a Augusto Lora su legítma aspiracion a la candidatura presidencial, lo mismo que luego hizo con todos los que aspiraron, bajo la consigna de que, ‘mientras Balaguer respire, que nadie aspire’. El PRD comenzó a destruirse con los sillazos en aquella famosa convencion, ahí nos dimos cuenta del error del slogan que decía: “lo que diga Peña, eso es lo que va”, pues realmente debió haberse dicho: ‘lo que diga la ley, eso es lo que va’. Luego vinieron las divisiones y subdivisiones, pero el mal de fondo estaba en la no observancia de las reglas de juego.  

El PLD nos ofrece el último espectáculo con su actual división, pero el asunto viene de atrás. El principio del fin comenzó a pocos meses del primer gobierno, cuando de repente aparecieron los nuevos funcionarios en sus jeepetas, mientras los dirigentes medios seguían a pie, y se armó la trifulca, con la salida de crear empleos provisionales en el gobierno a los dirigentes medios, es decir botellas, supuestamente hasta las navidades, pero que lo luego tuvo que hacerse de manera permanente. Fui testigo de un ministerio donde había un viceministro solo para manejar las botellas que se iban metiendo, y ese es el origen del tufo de las nominillas que existe hasta el día de hoy. 

El paso más grave fue autorizar a los funcionarios a sacar ‘mordidas’ para financiar sus campañas electorales, lo que dio lugar al mayor escándalo de corrupción de toda nuestra historia republicana, y que incluye: los escándalos del PEME, Sund Land, SEMMA, OISOE, INAPA, OMSA, DARÍO CONTRERAS, CEA, Aeropuerto Cibao, Bienes Nacionales, y completado todo esto con la confesión de la empresa brasileña ODEBRETCH de haber pagado a nuestros funcionarios 92 millones de dólares para sobrevaluar obras, y de ese modo financiar las campañas electorales del PLD. 

Mientras todo esto sucede los informes internacionales nos brindan los peores reportes en salud pública, educación, justicia, seguridad ciudadana, cuidado del medio ambiente, violencia contra la mujer, y accidentes de tránsito. 

La pregunta es: ¿cómo se puede empezar tan bien, y terminar tan mal? Mi respuesta es el tigueraje, el mal fundamental de nuestra política desde la llegada del colonizador, pues no hemos aprendido a vivir bajo el imperio de la ley. 

Al PLD le conviene perder, para ver si desde la derrota surge una actitud de autocrítica y de sentido común, y así volver al principio: “servir al partido para servir al país…”  

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